jueves, 29 de mayo de 2014

martes, 20 de mayo de 2014

Platero y yo

   "Platero y yo (elegía andaluza)"


“Platero y yo”, el libro más traducido después de La Biblia y el Quijote, se hace centenario, por lo que se le rendirán honores con más de un centenar de actividades durante 2014, el “Año de Platero”.
La obra tiene un prólogo escrito por el mismo autor, que dice así:
“Advertencia a los hombres que lean este libro para niños”
Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, estaba escrito
para… ¡qué sé yo para quién! … para quien escribimos los poetas líricos… Ahora que va a los niños, no le quito ni le pongo una coma. ¡Qué bien!
“Dondequiera que haya niños - dice Novalis -, existe una edad de oro”. Pues por esa edad de oro, que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca. ¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre te halle yo en mi vida, mar de duelo; y que tu brisa me dé su lira, alta y, a veces, sin sentido, igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer!”.
EL POETA
Madrid, 1914

El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia define a una elegía como una composición
poética del género lírico, donde se lamenta la muerte de una persona o cualquier otro caso o
acontecimiento digno de ser llorado. En español se escribe generalmente en tercetos o en verso libre.
En el prólogo a una edición de la obra realizada en 1963, Arturo del Hoyo, expresó:
“Platero y yo (Elegía Andaluza) es una sucesión de pequeños poemas en prosa, en que Juan Ramón
Jiménez, con franciscana ternura, exalta la simpática figura de un asnillo llamado Platero - “dulce Platero
trotón, burrillo mío, que llevaste mi alma tantas veces”
Platero y yo es el libro de la sencillez que se ansía; secreto canto a las cosas que pasan, moneda de oro
en la que, como un sol, destella la vida, su belleza y sus penas, y alguna vez también su bulliciosa fealdad.
En este libro, si Platero es el protagonista, Moguer - el espléndido cielo azul de Moguer,
frente al Atlántico, con sus albas casas, sus viñas y naranjos, sus pinos y nogales y sus huertos de granados -; Moguer, d e c imo s , e s e l escenario por donde andan el poeta y su burrillo; y el viejo Carbón, Rocillo, el niño tonto, Anilla la Manteca, los húngaros y otros humildes personajes; y el poeta es aquí un mágico apuntador de sentimientos.
Escrito con el corazón en la mano, eneste libro no sobran las palabras. Y su contención, su comedimiento expresivo, hace que esta elegía andaluza sea también un pomo de gracia, una esmaltada vasija de la que se desborda luz, belleza, eterna belleza…”